Estas venerables vides crecen en el sistema de cultivo en vaso, en las parcelas de la estación, viña Grisuela, Posadina, Cabañinas y Cubillines, todas ubicadas en las cercanías de Cubillos del Sil (León), a una altitud superior a los 600 metros sobre el nivel del mar.

La esencia de Mingus reside en la uva Mencía, cuidadosamente seleccionada para este vino. Con una producción limitada a 16.000 botellas, cada una representa la dedicación y el cuidado con los que se elabora este tesoro vinícola.

La vendimia se realiza de forma manual, utilizando cajas de 20 kg para preservar la calidad de la uva. Una vez en la bodega, las uvas son despalilladas y depositadas en tanques de acero inoxidable, donde comienza la fermentación de manera espontánea gracias a las levaduras indígenas.

Durante el proceso de maceración y fermentación, se llevan a cabo dos remontados manuales al día, garantizando una extracción óptima de color y aromas.
Una vez completada la fermentación, el vino reposa durante al menos 4 meses en depósitos de acero inoxidable, permitiendo que las impurezas se decanten naturalmente por efecto de la gravedad, hasta obtener un vino limpio y claro.

Se realizan al menos dos trasiegos durante la luna menguante, días seleccionados minuciosamente para garantizar la estabilidad del vino.
Después de este período de reposo, el vino se embotella sin filtrar en botellas borgoñesas, con cápsula burdeos y etiqueta de diseño elegante en negro, reflejando la calidad y el carácter único de Mingus.

Notas de Cata vino Mingus

En nariz, se percibe una intensidad media que despliega armoniosos aromas a frutas rojas, como fresas, guindas y cerezas, matizados con delicadas notas licorosas sobre un sugerente fondo mineral.
A la vista, se muestra en un profundo matiz púrpura con ribete violáceo, de capa media alta, nítido y brillante, con una lágrima media y profusa.
En boca, revela su carácter seco y muy bien estructurado, con cuerpo medio y un equilibrio impecable. Sus taninos, finos y marcados, aportan un toque goloso, mientras que su acidez media y su redondez, poco común en un vino tan joven, culminan en un final largo donde emergen las frutas silvestres.
Este exquisito vino armoniza a la perfección con una variedad de entrantes y platos típicos de la dieta mediterránea, como pastas, arroces, ensaladas y carnes blancas.
La temperatura ideal de servicio oscila entre los 16ºC y los 18ºC.