Historia
Huellas del Tiétar es un proyecto que nace en 2013 de la mano de Feliciano Conde y unos cuantos amigos con el objetivo de frenar el arranque de cepas casi centenarias debido a la falta de relevo generacional y la imposibilidad de sus viñadores de “vivir de las uvas”.
Era una verdadera pena ver cómo se estaba arrancando el fruto de varias generaciones de duro trabajo, mucho cariño e infinita ilusión. Así que emprendimos este maravilloso y arriesgado viaje que nos transporta a un pequeño pueblo llamado Lanzahíta, situado en el corazón del Valle del Tiétar, al sur de la provincia de Ávila y abrigado al norte por la Sierra de Gredos.
Durante cuatro intensos años fuimos conociendo la tierra, nuestros viñedos y fuimos recuperando el potencial de los mismos para dar el siguiente gran paso: crear la Bodega Huellas del Tiétar.
Ese mismo año 2017 nos incorporamos a la Denominación de Origen Protegida de Cebreros para empezar a formar parte de una maravillosa familia de pequeños y casi heroicos bodegueros y viticultores.
Proyecto
A día de hoy tenemos el objetivo de situar el Valle del Tiétar y la Sierra de Gredos como un referente en vinos de gran calidad destinados a un consumidor que busca experiencias fuera del mercado tradicional y que pone en valor la mano de obra y el trabajo local, el respeto al entorno, la filosofía de trabajo y, la calidad del producto final.
Equipo
Somos 5 personas:
- Feliciano Conde
- Teresa Conde
- Urbano García
- Javier del Cid
- Celia de Dios
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